miércoles, 11 de enero de 2012

Jaulas


Una reja. Una jaula. Un mundo dentro del mundo. Al fin y al cabo, la cárcel es el símil de lo que hacemos con algunos animales: los encerramos, los vamos a ver de vez en cuando y también, de vez en cuando, hay un accidente. Pero incluso los animales están menos juntos, menos revueltos: según datos de Gendarmería, sólo en la Ex Penitenciaría de Santiago hay 5.400 presos. Número elevado si tomamos en cuenta que la cárcel está hecha para 900. En cuanto a los guardias, las cosas no se ven mejor: la dotación total es de 250 gendarmes. Uno por cada 22 reos. Lejos de los estándares internacionales. Entonces, no es raro que hayan motines como los de la cárcel de San Miguel. Entonces, no es extraño que los gendarmes estén a punto de hacer una huelga por las condiciones de trabajo de ellos y las de vida de los internos. Entonces, tampoco es raro que una señora, viéndome con el micrófono y el logo de un canal de TV, fijándose en la cámara que lleva mi camarógrafo, se acerque y me diga: "Aquí están peor que perros. Peor que animales. Todos los días muere alguien por riñas, porque se pelean por cualquier cosa". Tampoco me sorprende que otro caballero apoye a la mujer.
"Si usted tiene a treinta personas viviendo en una casa para cinco, tarde o temprano comenzarán las peleas ¿no?", dice, y se da vuelta para entrar a visitar a uno de los 5.400.

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