lunes, 25 de julio de 2011

El repudio a la angustia

Texto: Fernando Pérez G. / Foto: Felipe Rubilar

Difícil no deshacerme en elogios frente a tamaña imagen, tomada por el realizador audiovisual, Felipe Rubilar. Aunque sea difícil discernir en qué contexto se captaron las expresiones de angustia de este abuelo y esta señora, la foto se camufla muy bien con alguna escena de película apocalíptica. Pero no. Esto fue el 14 de julio de 2011, en medio de una de las manifestaciones estudiantiles. Probablemente, y puedo equivocarme, ellos van arrancando de los disturbios. De esa estúpida manera que tienen algunos de hacerse notar: quebrando mobiliario público, haciendo trizas locales pequeños u agrediendo a cualquiera que pase cerca, sea prensa, carabineros y peatones. No pretendo “criminalizar” las marchas, porque está claro que esta es una minoría repudiada tanto por los manifestantes como por las autoridades. El objetivo es que los odiemos aún más, que los marginemos como esas sobras sociales en las que se han convertido. Porque, comprendan: su violencia sólo los convierte en delincuentes, en una gran muestra de pequeñez humana. Quizá, rozando el límite con el salvajismo animal.

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